lunes, 4 de abril de 2011

Complejidades


Desde pequeño fui escuchando en la vida las típicas preguntas de un adulto a un niño: "que quería ser cuando grande, que a quien quería mas, que comida me gustaba mas"...y siempre me ponían a elegir. Los interrogantes nunca cesaron, porque parece que en la vida adulta las preguntas infantiles perviven, enmascaradas bajo nuevas formas, pero en últimas lo mismo: que carrera quieres escoger,  a quien amas más ( o él o yo/ o ella o yo, pa que suene a balada ). Ah lío si uno quiere optar por las dos alternativas que se ponen en confrontación."No te podés quedar con el pan y con el queso"..."uno no puede ser ambicioso"..."elegí"...
No puedo dejar de comentarles la sensación de placer (si...el vilipendiando y minusvalorado principio de placer frente al magnificado principio de realidad) que sentí  la primera vez que cayó en mis manos un texto de Freud, específicamente ese texto que se llama Lo Inconsciente….Siempre me ha llamado la atención esa traducción de LO y no de EL (No se Alemán, así que me gustaría algún comentario que me ayude a entender eso) y entre los muchos descubrimientos gratos que me proveyó esa lectura, estuvo ese principio que rige la organización de lo inconsciente, mejor dicho la ausencia de ese principio de contradicción.
El segundo texto de Freud que leí fue Los instintos y sus destinos y allí también encontré una versión de lo  mismo en la noción de  transformación en lo contrario y en la noción de las polaridades del amor. De pronto esa lectura me fue mostrando que el contrario del amor no necesariamente era el odio, sino que se podía pensar en otro contrario, la indiferencia. O, si se pensaba de otra forma, lo contrario de amar es ser amado. Como si estuviera leyéndome el Banquete de Platón y encontrara mil y una caras de Eros. No solo una forma del amor.
Freud me fue mostrando poco a poco que el universo de las decisiones racionales no implicaba la eliminación en el universo de las otras posibilidades. Que el universo no era blanco o negro, y que podría ser el uno y el otro y los diversos matices que se dan entre ambos polos.
Tras el diván o fuera de él, escuchando hablar de las tragedias que se esconden tras raspar la superficie de cualquier entorno familiar, siempre llego a una frase típica: Pero es que con ese “Edipo que se gasta” refiriéndose a cualquier forma amorosa que se manifiesta entre padres e hijos.
Y yo me pregunto, y quien dijo que  el complejo de Edipo se reduce tan solo al amor hacia el padre del sexo opuesto? Y las hostilidades, rivalidades, identificaciones, amores hacia el padre del mismo sexo….Complejo…a eso apunta el pensar psicoanalítico, no a simplificar en un solo elemento.
Un pensamiento complejo apunta a deshilvanar los diversos elementos en tensión y entender sus relaciones diversas, no a los reduccionismos simplista que  pretenden eliminar lo variable por la existencia de la unicidad.

sábado, 12 de marzo de 2011

La observación de bebés: Regresión e Imaginación

Si alguien me interrogara acerca de la relación entre psicoanálisis y observación de bebés yo tendría necesariamente que establecer un vínculo entre regresión e imaginación.  Lo que quiero decir con esta afirmación, es que toda observación de bebés llevada a cabo por un psicoanalista interesado en este campo, integra siempre al psicoanalista tanto como un observador imaginativo, de la misma manera que también lo integra como un observador regresado.   Por observador regresado me refiero a que el psicoanalista es una persona que ha experimentado, gracias a su propio análisis,  la posibilidad de regresar a momentos y modos de funcionamiento mentales característicos de las primeras etapas de la vida.
En este sentido es para mi importante señalar que la observación de bebés sólo puede estar dentro del dominio del psicoanálisis cuando es realizada por un psicoanalista.  Como es sabido, todo psicoanalista ha estado en análisis personal durante varios años y se considera que uno de los aportes que estos análisis extensos otorgan es el de permitirle una regresión vivencial a algunos de los primeros momentos de su vida.  De esta manera, cuando el psicoanalista emprende una observación de bebés, cuenta con una experiencia vital que le ha permitido re-vivir y constatar la manera como las experiencias tempranas marcaron su propio psiquismo.  Este conocimiento acerca del valor de las primeras experiencias no es por lo tanto exclusivamente ni fundamentalmente teórico, sino que se ha ido constituyendo a partir de la propia experiencia en análisis.  
De lo que he expresado anteriormente se deduce que un psicólogo, un etólogo, un pedagogo, un neurólogo y un psicoanalista que observen bebés estarán llevando a cabo un ejercicio totalmente diferente dependiendo no sólo de su bagaje teórico sino también (y de manera considerable) dependiendo de su experiencia profesional y de su manera de abordar y comprender la naturaleza humana.  
La regresión a momentos y modos de funcionamiento mentales propios de las primeras etapas de la vida, es una de las herramientas con las que cuenta el psicoanalista al llevar a cabo su labor como observador de bebés.  A esta herramienta le añade su experiencia clínica con pacientes niños y adultos a través de la cual ha podido constatar en la práctica,  la manera como las experiencias tempranas van consolidando el funcionamiento del psiquismo.  Adicionalmente,  el psicoanalista estudia también a lo largo de su formación diversas teorías sobre el desarrollo emocional, sexual y afectivo del ser humano, teorías que hacen parte de los recursos con los cuales cuenta en el momento de llevar a cabo la labor de observar bebés.
Cuando realiza esta experiencia, es bastante probable que el  psicoanalista lo haga en parte,  de la misma manera en la que trabaja con sus pacientes, es decir, guiado por su capacidad para hacer uso de una atención libremente flotante.  Gracias a esta atención libremente flotante, el psicoanalista estará en capacidad de no buscar un refugio intelectual ni en los conceptos teóricos, ni en las hipótesis que conoce acerca del desarrollo del infante.  Un psicoanalista cuando observa bebés, permitirá también que en esta actividad lo acompañe la incertidumbre que siempre acompaña a los procesos que caracterizan el descubrimiento de los estratos inconscientes de la mente.   El psicoanalista observa al bebé, o al menos tendría la capacidad de observar al bebé de la misma manera que escucha a sus pacientes, dejándose guiar por las manifestaciones de lo inconsciente.    Lo cierto es que, al intentar transformar en palabras aquello que observó y que sintió durante el tiempo que se dedicó a tratar de comprender qué experimenta un bebé desde sus primeras horas de vida, el psicoanalista hace uso de su imaginación para tratar de convertir en palabras los gestos, sonidos y sensaciones que percibe. 
Como psicoanalista debo decir que, a mi manera de ver, si la observación de bebés no está al servicio de la imaginación, una imaginación que, como acabo de señalar, ha sido juiciosamente formada para captar lo inconsciente, se reducen notablemente las posibilidades de dar cuenta (o al menos de intentar dar cuenta) de aquello que ocurre en el psiquismo del bebé.  Quizá en ninguna otra labor como en esta de observar bebés, los psicoanalistas estamos de acuerdo con Einstein cuando afirmó que la imaginación es más importante que el conocimiento.  
¿Son estas observaciones verdaderas?  Creo que esta pregunta es imposible de responder, sin embargo, no por esta condición dejan estas observaciones de tener un valor fundamental para la comprensión del alma humana, pues están guiadas por el deseo de transformar en palabras, aquellos momentos del desarrollo mental en los que se originan algunas de las verdades más importantes de cada ser humano.

domingo, 20 de febrero de 2011

PSICOANALISIS Y COTIDIANIDAD

ser psicoanalista, es mas que....
En el laberinto de la vida, en el tsunami de las emociones,  en el sonido del silencio, en las miradas que traspasan los cuerpos y los lugares, en  las palabras que en ocasiones intentan es llenar vacios, están  tambien el psicoanálisis y el psicoanalista.  ¿ser psicoanalista es una profesión más?,  es un  rol?,  es una actitud?. El psicoanalista esta solo  en  un consultorio u hospital?, en las aulas universitarias?, en congresos presentando sus más recientes investigaciones y hallazgos o promoviendo su ultimo libro? El termino  psicoanálisis,  surge desde 1896, proviene del griego psique-alma humana,  y análisis-separación, distinción de elementos de un todo para su separación y exanimación.
El psicoanálisis y el psicoanalista parecieran venir de un mundo lejano, oscuro, inalcanzable, hasta intocable; pero esta y estamos  más cerca de lo inimaginable, estamos más cerca de lo que en momentos podemos permitir a nuestro ser sentir y vivir, será por eso la barrera que ponemos al psicoanálisis y a los psicoanalistas? Será por eso que le  huimos al  diván, al encuentro con nosotros mismos? El psicoanálisis y el psicoanalista, esta y estamos en la cotidianidad, esta y estamos en centros comerciales, fiestas infantiles, restaurantes,  presentaciones y eventos culturales, en la calle, en la noche y en el dia,  en la armonía  de la naturaleza y la autenticidad de los  animales; el psicoanálisis es parte de  la mente, la vida, el comportamiento, el pensamiento,  las imágenes , las emociones, los silencios,  los sueños, las palabras; así es el laberinto de la vida y el tsunami de las emociones, el psicoanálisis y  los  psicoanalistas somos  parte de ese mismo laberinto y tsunami. Ser psicoanalista es un privilegio? Es un estatus?
En mi cotidianidad,  desde hace unos dìas, vengo escuchando que hay que ver en la pantalla grande “el discurso del rey”, película de último estreno. En principio, la palabra “discurso” me llamo la atención: nosotros trabajamos con el discurso del paciente.  La palabra “Rey”, trae  a mi memoria las palabras de Freud cuando habla de la neurosis infantil “his majesty the baby”.
Como parte del principio del placer, me sumerjo   en la cotidianidad, en el centro comercial, en el ruido, la moda, la comida, el movimiento; mis ojos y mi cuerpo no alcanzaban a cubrir todo lo que  parecía ver  y oír; curiosamente, al mismo tiempo no alcanzaba a   sentir, solo percibí. En la oscuridad del teatro, el sonido de las crispetas de maíz, y el silencio de la espera, se da inicio a:
“el discurso del rey”:   el discurso del rey debe ser leído ante el mundo entero por uno de  sus hijos.  Con su mirada, expresión de su cara, su silencio, su movimiento de manos, postura de su cuerpo;  expresa un terror que lo invade. Frente a la  multitud, y  a pesar del poder y dinero, se le inmoviliza su garganta, su sonido, su voz, su historia,  su alteza; queda petrificado y avergonzado de “ser tartamudo”,  de aceptar y vivir un sufrimiento que lo acompaño desde su infancia que le impide hasta cierto punto ser “el hijo del rey”. La persona  que finalmente logra ayudarlo y es quien lo atiende y acompaña es mas que un profesional, es un ser humano con alma para otra alma, con afecto para dar y entender el afecto, el dolor psiquico, el miedo, la confianza, con la inquietud y deseo por el conocimiento y la academia.
 En estos instantes,  ante el dolor y sufrimiento del otro, en la pantalla, entre realidad y fantasia; mi ser psicoanalítico empieza a despertar,  a sentir, a vibrar  no solo a observar y escuchar.
(No voy a entrar en detalle sobre la película, queridos seguidores, no les quiero quitar la bella experiencia de sentirla y vivirla, para leer y compartir  sus comentarios.)
Entre muchas emociones, hipótesis y pensamientos alrededor de la trama, comenzando por  el título de la película;  quede atrapada en un profundo sentimiento y cuestionamiento  de lo que para mí es verdaderamente  “ser psicoanalista”: ser psicoanalista es más que  nuestros valiosos títulos y seducciones intelectuales,  es más que el estudio y la comprensión de la psique, es más que hacer consciente lo inconsciente y seguir la regla fundamental  como nos dice Freud;   es más que escuchar, estar y permitir  el silencio  y las pausas  como dice Bion con su no memoria no deseo, es más que permitir el resonar de las emociones con el holding y handling que propone Winnicott, es más que sentir la piel del otro por medio de la nuestra como profundiza Anzieu;es mas que sentir en nuestro cuerpo los dolores del alma como dice McDougall,   es más que interpretar y entender los sueños, las metáforas, los actos fallidos,  la asociación libre como parte de la necesaria técnica psicoanalítica propuesta por Freud, es más que entretejer una  historia que fue y no debió ser, que nunca fue o que esta por ser vivida como dice Green de una trama muchas veces no vivida; el psicoanalista y el psicoanálisis  es  y son tambien  más que un diván por haber estado en él y detrás de él. Es todo esto y también es mas...
Mi atrapamiento en ese sentimiento profundo de la oscuridad y el silencio del espacio contenedor de la sala de cines,  mientras vibraba con el “discurso del rey”;  me di cuenta que ese mas...    es darse cuenta que: “sin el afecto, la pasión y el amor por mi vida,  mi profesión y mis pacientes desde las entrañas de mi alma”; siendo psicoanalista, puedo no  ser psicoanalista. Recuerdo las palabras de uno de mis analistas "no hay profesiones sino profesionales".
Ser psicoanalista es una responsabilidad con el alma humana y por lo mismo un privilegio;  en el laberinto de la vida y el tsunami de las emociones, no es estar detrás del diván; es vivir  el diván, no es estar fuera del laberinto y del tsunami; es perderse en el laberinto, es sumergirse en el tsunami   que viene de las entrañas del paciente y se sumerge en  las mías. Esa es nuestra labor privilegiada, el amor por, para  y con alma humana.
     

jueves, 17 de febrero de 2011

ir al divan

Cruzo el umbral de una puerta de madera, mi primera sensación es que el ruido de la calle disminuye sus decibeles, a ratos tengo la sensación de entrar a otra dimensión que, como diría fragilante, es un reino del silencio...La figura de la señora que me recibe es cálida, un rostro que aún mantiene secuelas de una belleza que se resiste a perecer...unos ojazos redondos, color miel...y una sonrisa clara en una boca rosa finamente cincelada....el diván, que raro artificio el que legó Freud. El diván es un mueble de origen otomano que se impuso en la Europa  de mediados del ochocientos por influencia de los románticos.

En ese mueble de inspiración romántica deposito mi cuerpo mientras la señora de la belleza otoñal se oculta de mi campo de visión, queda tras de mi....que raro en este mundo de afán, sentir que tengo una hora para ser escuchado, ¿será que debería estar mas bien en un gimnasio de esos en los que uno parece un pez bailarina o payaso de un acuario?  En este mundo acelerado, en el que corro por las avenidas urbanas llenas de huecos y trancones, que raro que alguien se dedique a escuchar mis ansiedades y temores, o mis mas vergozantes fantasías...hablo y hablo...en ocasiones su voz me interrumpe...tengo la sensación que me arrulla...muchas veces ni me importa lo que diga, solo sentir la musicalidad de su voz grave....

Recuerdo una caricatura de una revista de una señora que va al divan que dice: mi marido ni pagándole me dedicaría una hora para escucharme...El diván parece una fábrica de sueños verbalizados, mis palabras de pronto son autónomas, tejen formas por si solas, formas que se hacen y deshacen...de pronto entiendo mis últimos días de forma diferente...de pronto emergen trozos de historia ya vividos...de vez en cuando la voz grave de la bella señora pareciera abrir miles de ventanas en mi narración. Por momentos el silencio llega, temo decir cosas que no sean inteligentes, ella me pregunta por que callo y yo le digo que temo su censura...su censura que resulta siendo mas bien mi propia censura...que universo este en el cual pareciera que las personas de las que hablo son mas construcciones de mi mente creadora que de la inexorable realidad...en ocasiones un dolor de alma me habita y de nuevo esa voz grave contiene la herida...

Termina la sesión, vuelvo a verla, aún es bella a pesar de los años. Preferiría el regazo de sus largas piernas que el cojín incómodo que me pone de cabecera...que rara sensación me produce esta señora, que erotismo tan dulce...será verdad tanta tranquilidad y paciencia...no entiendo la gente porque le huye a estar en un diván...¿será mas cómodo huir de si, como parecen  hacerlo los hamster humanos que corren  sobre una banda sin fin en esos gimnasios acuarios?

Prefiero esta cueva en donde el tiempo se detiene y ese ser me escucha y me interpela....que quietud, que tranquilidad se respira a pesar del dolor hondo que siento en el alma.

martes, 15 de febrero de 2011

tras el divan

Inconsciente comenta que prefiere  que las palabras del blog  lleguen mas alma y al sentir del lector y de alguna manera pregunta ¿Qué siente el psicoanalista?....
Fragilante habla de la diferencia entre ser psicólogo y psicoanalista, el primero pregunta, el segundo aprende a escuchar...

Desde ese punto de vista, debería dejar la hoja en blanco para que varios comentarios pudieran ir llenando el silencio, de voces que funcionaran como ecos...Fragilante, no solo es aprende a escuchar, digo yo,  sino permitir que las voces de los otros (de esos que asumen el rol de pacientes)  hagan resonancias en la piel de tambor de nuestras emociones....

Si algo me ha impactado de estar tras el diván es sentir como cada relato hace resonar una historia anudada en mis entrañas, historias que ya no se si son vividas por mi, o si de tanto escucharlas han formado una huella en mi ser...Como las historias de la infancia, en ocasiones no se si las viví y tengo un recuerdo real de ellas o si de tanto escucharla a mis padres asumí ciertos relatos como experiencias reales.

Tras el diván oigo voces que se me cuelan por los poros de la piel y no solo por los canales auditivos, y en medio de una sesión mientras esas voces van tocando viejos recuerdos de mi memoria, de pronto encuentro que lo que un paciente me esta diciendo coincide con un recuerdo que sus palabras han ido tejiendo....magia?

Esa coincidencia, querida Fragilante, me hace sentir palpitante, diría que la labor del psicoanalista no es solo la escucha del silencio sino que mi ser es  un resonar de emociones, donde los dedos percutores son las palabras y la voz del paciente.

miércoles, 9 de febrero de 2011

metáfora y síntoma

Uno de los primeros elementos que llamó la atención de Freud fueron los equívocos del lenguaje, allí donde una palabra debía estar emergía otra que la sustituía. Rápidamente el Yo que capta el equívoco intenta la corrección, en ocasiones el equívoco es velozmente restituido, en otras se pierde el nombre que originalmente quería traerse a conciencia. En este último caso el afectado se cuestiona sobre el olvido original y a su intento de recordar llegan una serie de palabras sustitutivas pero nunca la original.

Si el olvidadizo tomara conciencia de los sustitutos encontraría una relación entre ellos y la palabra original: Fragmentos de  fonemas usualmente se conservan de un sustituto a otro.

Una palabra es sustituida por otra, ni siquiera se trata de una idea que se sustituye por otra ya que el significado se logra mantener. Es aquello que la representa (los significantes) los que se intercambian.

En la metáfora hay una sustitución que no es exactamente del orden de los significantes, en las metáforas se buscan sentidos análogos. Tomo como ejemplo el poema de Huidobro:
 Que se rompa el andamio de mis huesos, que se derrumben las vigas del cerebro.
La idea de los huesos como una estructura que sostiene da pie a la imagen del andamio. Allí hay una analogía, una metáfora. ¿Pero es de esto de lo que trata la operación sustitutiva en psicoanálisis?

En Freud la sustitución opera de manera diferente. Cuando Freud olvida el nombre de Signorelli, viene a su mente el nombre de Boticelli. Si observamos, el sufijo se mantiene de una palabra a otra. Eso que Freud asigna a los lapsus, también se observa en el síntoma. En la histeria, la mujer que convulsiona, reproduce en el acto motor la convulsión del cuerpo en el acto amoroso. El mismo acto convulsivo, como la raiz de la palabra del olvido, se mantiene de un lado al otro.

Laplanche y Pontalis dicen lo siguiente:


En Psicopatología de la vida cotidiana y en El chiste y su relación con lo inconsciente se 
pone de manifiesto el papel esencial de la condensación. En la primera de estas dos obras, Freud, interpretando un lapsus (una dama dice que para que un hombre agrade basta con 
que "tenga sus cinco miembros derechos"), muestra que la condensación se ha realizado 
fusionando las ideas concernientes a la existencia de cuatro miembros y cinco sentidos. 
Subraya también que ese lapsus, por su carácter gracioso, es asimilable a un chiste,acercamiento que le parece generalizable, mucho más allá de ese ejemplo.
En El chiste y su relación con lo inconsciente, la condensación aparece como una de las 
técnicas responsables de la producción del chiste, pero en ciertos casos adopta una nueva modalidad: la acompaña la formación de un sustituto, es decir, de una nueva palabra. 
El ejemplo más célebre es la condensación realizada entre las palabras familier y millonnaire en el neologismo famillionnaire. Jacques Lacan, en su seminario de 1958, Las formaciones del inconsciente, interpreta este chiste en el marco de su teoría del significante. En ella la 
condensación se identifica con la metáfora, que interviene donde el sentido se desprende 
del sin-sentido: del sin-sentido del término famillonnaire surge un sentido, el de tener 
familiaridad con un millonario.

ausencia del principio de contradicción

Hay un discursito social que en ocasiones me "rompe las pelotas": Defínase...Discursito que a lo largo de la vida iba tomando matices, ¿que querés ser cuando grande? ( uno si quiere ser  alguien cuando es chico?...Freud decía que un niño juega a ser grande, simplemente eso, pero ser grandes tiene un montón de posibilidades) o el típico : a quien quieres mas? ...toda una lógica de la exclusión.

¿Quién eres? ¿Qué eres? ¿De dónde sos? Interrogantes que apuntan a respuestas unívocas.

En la infancia, el niño responde en el juego mostrando los múltiples caminos del deseo...en un mismo juego va y viene de una identidad a otra.


No se quien soy, necesitaría una vida para contestar que he sido, y aún así, tendría que responderlo a partir de las cosas que he hecho, que son múltiples.


¿Cuál es la onda de los boludos que buscan que definamos algo en la vida?  ¿Por qué no podemos derivar? La lógica nos niega la ubicuidad, la posibilidad de ser y no ser... Justo por ahí se cuela el inconsciente, diciéndole no al no, que paradoja...tal vez por eso me quedé leyendo cosas de psicoanálisis porque encontré alguien que me permitía ser contradictorio, amar y odiar al tiempo, querer a muchos al tiempo y no tener respuesta cuando me preguntaban ¿quién sos?...Que paradoja ahora defiendo decir no y hace unas frases lo atacaba...


Un profesor de una Universidad de México, Walter Beller Taboada, escribió esto:


Un problema que se planteó a menudo Freud se puede enunciar de la siguiente forma: en lo inconsciente no hay negación sino contenidos investidos con mayor o menor intensidad. Lo cual se relaciona con la contradicción (pues no hay contradicción si no hay negación). En principio, los procesos inconscientes (vistos desde el ángulo de la primera tópica freudiana) se rigen por lo que Freud llama el proceso primario, el cual se manifesta, entre otros aspectos, por la "ausencia de contradicción".7 Esta formulación requiere de varias aclaraciones para poder situar las reflexiones que se exponen en el presente trabajo.
La formulación del inconsciente como exento de contradicción puede entenderse como sigue: el sistema inconsciente sería pura afirmación, o sea, como ausencia en el cumplimiento del principio de no–contradicción (el cual, por cierto, lo ubica Freud como parte del proceso secundario). ¿Quiere decir Freud que en el inconsciente no hay ninguna contradicción? Más bien, puede entenderse como la confirmación de que el inconsciente excluye el principio formal de no–contradicción...

Por medio de la negación, afirma Freud, "el pensamiento se libera de las limitaciones de la represión".
El examen que Freud hace de la negación en la estructura neurótica revela que se trata de la conjunción del sí y el no. El 'no' está del lado del enunciado, en tanto que el 'sí' está del lado de la enunciación. Ambos coexisten. La negación entraña una afirmación reprimida que sólo surge cuando aquélla se enuncia. Decir a la vez sí y noes una contradicción, a la manera en que lo maneja la LP.
Desde el punto de vista lógico, la negación así descrita implica un no y un sí simultáneos, en el mismo acto. Ahí donde el paciente dice "no", el analista lee "sí". Pero la conjunción de ambas expresiones es necesaria y por eso constituye una verdadera contradicción que el sujeto revela y oculta a la vez. De la misma manera, en un sueño aparecen formas contradictorias, inconsistentes

Y dice Freud:

"En extremo llamativa es la conducta del sueño hacia la categoría de la oposición y la contradicción. Lisa y llanamente la omite, el 'no' parece no existir para el sueño. Tiene notable predilección por componer los opuestos en una unidad o figurarlos en idéntico elemento. Y aun se toma la libertad de figurar un elemento cualquiera mediante su opuesto en el orden del deseo, por lo cual de un elemento que admita contrario no se sabe a primera vista si en los pensamientos oníricos está incluido de manera positiva o negativa"





viernes, 4 de febrero de 2011

Asociación Libre

El invento de la técnica psicoanalítica estuvo asociado a un estilo de hablar que trataba de simular la forma en como Freud imaginó que funcionaba el inconsciente. Una palabra fluyente, que evitara las trabas del pensamiento como la duda, la verguenza, el "que dirá el otro de lo que estoy pensando", el "esto que voy a decir es una pendejada".


Una palabra que en la medida en que se va encadenando a otras, no solo forma frases, enunciados, sino que va construyendo sentidos. Sentidos que así como emergen y se anudan, se van volviendo evanescentes.


El hablante psicoanalítico, parla...el oyente psicoanalítico teje asociaciones mientras escucha....


Lo curioso es que el ejercicio de liberar la palabra de sus ata-duras  encuentra mas resistencias de lo pensando (algo contradictorio, sobre todo en esta forma de vivir que ha convertido a la libertad en lema de existencia). Las resistencias de la razón frenan el libre ejercicio del que parla...el hablante detiene su decir...suspende la enunciación...el inconsciente hace presencia a través de un bache, de un silencio...


La palabra que calla es la forma en como el inconsciente existe en la superficie del psiquismo, ese es su efecto.


Un hablante en psicoanálisis no dice su palabra frente a otro rostro, su palabra no es mirada, solo escuchada. Por eso el abordaje terapeútico psicoanalítico dispone un interlocutor diferente. Un hablante que parla acostado, posición de acceso a la intimidad. Un oyente escucha sin ser visto,   dedicado a oir tanto el ruido de las palabras como su vacío...el psicoanalista.


Si el paciente psicoanalítico parla libremente, el psicoanalista flota entre sus palabras y arma con ellas imágenes evanescentes como quien arma figuras con el fluir de las nubes.


Todo lo anterior regido por  ese mecanismo que es la base del funcionamiento del inconsciente...el des-plazamiento...la plaza era el centro de referencia de una ciudad...el desplazado pierde su centro...divaga...no tiene retorno...


Dejo un fragmento del diccionario de psicoanálisis definiendo que es esto del desplazamiento:







Alemán: Verschiebung. Francés: Déplacement. Inglés: Displacement. Proceso psíquico inconsciente, teorizado por Sigmund Freud principalmente en el marco del análisis del sueño. El desplazamiento, por medio de un deslizamiento asociativo, transforma los elementos primordiales de un contenido latente en detalles secundarios de un contenido manifiesto. Freud comenzó a utilizar el término desplazamiento en 1894, en un artículo dedicado a las neuropsicosis de defensa, con una acepción que ya no cambiaría. Al final de ese artículo, se trata de "algo", un quantum de energía, "susceptible de aumento, disminución, desplazamiento y descarga, y que se extiende sobre las huellas mnémicas de las representaciones, un poco como una carga eléctrica sobre la superficie de los cuerpos". Más adelante, en el "Proyecto de psicología", la noción de desplazamiento aparece intrínsecamente ligada al proceso primario, constitutivo del sistema inconsciente, que se caracteriza por el libre desplazamiento de una energía de investidura. En la célebre carta a Wilhelm Fliess del 6 de diciembre de 1896, Freud progresa en la concepción de lo que por primera vez denomina el aparato psíquico, al hablar, a propósito de la memoria, de un proceso de estratificación en el cual las "huellas mnémicas son de tiempo en tiempo reordenadas según las nuevas circunstancias". La concepción del proceso del desplazamiento comienza a tomar su forma definitiva en 1899, en la primera versión del artículo "Sobre los recuerdos encubridores". Se trata de encontrar la razón de las selecciones realizadas por la memoria entre los diversos elementos de una experiencia vivida. Hay un enfrentamiento de dos fuerzas psiquicas, una de las cuales trabaja por la memorización de los acontecimientos importantes, y la otra es una resistencia que se opone a ello. El conflicto finaliza con un compromiso: "...en lugar de la imagen mnémica originariamente justificada, aparece otra, parcialmente intercambiada por la primera mediante el desplazamiento en la asociación". Esta función del desplazamiento es confirmada en la nueva versión de este artículo cuando se publica la Psicopatología de la vida cotidiana: el desplazamiento es la operación responsable de la existencia de esos recuerdos de infancia que se refieren a cosas indiferentes o secundarias. Ha consistido en una operación de sustitución de representaciones importantes, cuya memorización chocó con una resistencia, y cuya existencia surgirá por lo tanto del análisis